Capítulo 8. Resiliencia y el consumo de drogas en adolescentes: una revisión sistemática

Autores:

Carlos Reyes–Sanchez1, Karla Veronica Morales–Mora2, Veronica Guzman–Ramirez3, Brenda Guadalupe Yáñez–Castillo4: 1Facultad de Enfermería de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, 2Pasante de servicio social en enfermería, Universidad Autónoma de Tamaulipas, 3Secretaria Administrativa, Facultad de Enfermería de la Universidad Autónoma de Tamaulipas. 4Secretaria Académica, Facultad de Enfermería de la Universidad Autónoma de Tamaulipas.

La resiliencia en los últimos años se ha vuelto un concepto muy importante en la rama de la salud mental sobre todo en la drogodependencia ya que la misma se toma en los estudios hechos por diferentes entidades como un “escudo” protector para que la persona no consuma o abuse de las distintas drogas específicamente, para el desarrollo de programas preventivos basados en la resiliencia (Becoña, 2007). No obstante, no todas las personas poseen esta característica, aunque tampoco se relaciona con la genética. Muchas veces esta habilidad es desconocida por el individuo y la descubre únicamente cuando se encuentra en medio de una de una situación difícil que logra superar gracias a su postura de lucha y de seguir adelante (Santos, 2013). En este sentido, el desarrollo de la resiliencia es esencial para determinar la confianza, optimismo, autoestima y para creer y desarrollar la capacidad de superación ante las adversidades, de las cuales se encuentran varios tipos de la misma (Garcés-Delgado, Santana- Vega & Feliciano-García, 2019). Por tanto, la conducta resiliente en el adolescente son el resultado de diversos elementos que se conjugan durante la infancia; la inteligencia, el temperamento, el locus de control interno, el ambiente escolar, el apoyo social, la funcionalidad familiar y el ambiente barrial en que le ha tocado vivir y, por otro lado, la exposición al riesgo y a la adversidad a lo largo de esta etapa de la vida (Córdova, Andrade, & Rodríguez, 2005).